La insólita Semana Santa de Asturias

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La insólita Semana Santa de Asturias | Eventos | Semana Santa | Semana Mayor | Oviedo | Comarca de Oviedo | Centro de Asturias | Montaña de Asturias | Asturias | Principado de Asturias | España | Europa.

Descripción

  • Autor: Modesto González Cobas (véase biografía), miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos (IDEA).
  • Publicación: revista Semana Santa, editada con periodicidad anual por la Real Hermandad del Nazareno de Luarca (capital del concejo o municipio asturiano de Valdés) y correspondiente al año 2007.

INTRODUCCIÓN

En Luarca hay una imagen, la de Nuestra Señora de los Dolores, que con mucho fundamento se atribuye al genial escultor del s. XVI Juan de Juni. Pero esta «Dolorosa» no sale nunca en ninguna procesión. Es de propiedad particular, de los Sres. de Villalaín, y está en su casona de Taborcías. No cuenta Luarca con imágenes de mérito histórico-artístico. No importa. Las que tiene en la parroquial de Sta. Eulalia y otras en la capilla de la Blanca se han ganado la devoción del pueblo luarqués en pleno, una generación tras otra.

La Hermandad de la Misericordia de Gijón sí tenía importante imaginería, pero fue destruida durante la guerra civil del 36. En sus desfiles procesionales de Semana Santa lo mejor era la figura de San Juan Evangelista, obra del gran imaginero gijonés Luis Fernández de la Vega, uno de los más notables discípulos del célebre Gregorio Fernández. También destacaba la Dolorosa, creación de Francisco de Elías, escultor de Cámara de los Reyes de España, que vivió en el primer tercio del siglo XIX.

Tiempo atrás, tal como nos lo cuenta Joaquín Bonet, la Procesión de los Pasos por el viejo barrio de pescadores de Cimadevilla, de Gijón era toda una procesión marinera:

  • Avante el Nazareno
  • A babor la Verónica
  • Una «palaína» más al Huerto

Esta terminología respondía a una antigua costumbre.

Cuenta Somoza que hubo un Padre en Gijón que se hizo célebre «por el tecnicismo marítimo empleado para la aparición y demás maniobras de los Pasos». De los Borjas, una gloriosa estirpe de imagineros de los ss. XVII y XVIII, uno de ellos, Antonio, afincado en Gijón, según Ceán Bermúdez, hizo muchas imágenes, pero están desperdigadas por numerosos pueblos.

En la Semana Santa de Villaviciosa destaca la imagen de la Virgen Dolorosa, de tamaño natural, obra del escultor Julio Beovide, que fue posteriormente policromada por Ignacio Zuloaga.

Candás, al igual que Luanco, Cudillero y Piantón, tampoco tienen imaginería de prestigio. Piantón, que está a poco más de dos kilómetros de Vegadeo, hace más de dos siglos tuvo un monasterio de monjes bernardos. Acaso está ahí el origen de las solemnidades de su Semana Santa y su abolengo religioso. Aquí hubo una familia de tallistas, los Loredo, que al decir de Vicente Loriente proveyeron de imágenes y altares a toda la comarca.

Nada, pues, de imágenes de subido valor artístico; nada o casi nada de bordados lujosos, joyas y mantos insumes; nada de monumentales y ricos pasos y nada de piadosas pugnas de cofradías. Sin embargo, la Semana Santa de Asturias tiene un sello propio, que viene avalado por una tradición de siglos. No está en entredicho ni la solemnidad ni el fervor que estas fechas inspiran al creyente. Cada pueblo ama lo suyo por encima de toda ponderación, llena los templos y está en la calle engrosando esas imponentes manifestaciones sacropopulares que son sus procesiones, cada año más nutridas.

Los cultos de Semana Santa en Luarca están documentados desde el s. XVII; en Cangas del Narcea, desde el s. XVI; en Luanco desde el s. XVIII; en Villaviciosa, con la Cofradía de Jesús Nazareno fundada en 1668; en Candás, muy a comienzos del s. XIX ya se habla de la Semana Santa y de la celebración de la Pascua Marinera como de una herencia recibida de sus antepasados desde tiempo inmemorial; Selorio y Santa Mera tienen un Vía Crucis que les une por los caminos de La Rasa, datada en el s. XVII.

Hoy, como ayer, la Semana Santa atrae a los nativos que residen fuera; cada uno de estos sabe a quién a va encontrar en su pueblo y cuando se vean se dirán que no podían faltar en esas fechas; las conversaciones tendrán muchos puntos y recuerdos comunes. Los que tuvieron ocasión de conocer otras Semanas Santas en otras poblaciones dirán, una vez más, que como la de su pueblo, ninguna. En su pueblo están familiarizados con su Nazareno, con su Dolorosa.

Evidentemente, los tiempos cambian. Podemos recordar la Semana Santa ovetense de los años 40-50. Había numerosas celebraciones religiosas en toda la ciudad, principalmente en la catedral. Las funciones solemnes seguían el ritual romano, en latín. El canto era gregoriano con partes de polifonía sagrada. Eran, como nos recuerda Rodrigo Cepeda, los tiempos anteriores a la reforma de Pío XII. Y las funciones se celebraban por la mañana. La actual Semana Santa ovetense está mucho más vacía de contenido religioso y los actos litúrgicos bastante escasos. En Oviedo hay memoria de aquellas largas filas de seminaristas flanqueando la urna, portada por varios sacerdotes revestidos, que contenía un Cristo yacente, en la procesión del Santo Entierro. Hoy no habría seminaristas para repetir la escena.

Un conocido periodista de Gijón decía, hablando de la Semana Santa de Gijón de 1990, que «hablar ahora de Jueves Santo es hablar del primer día de playa si el tiempo lo permite». Es indiscutible que hay una mayor y creciente secularización del ambiente. Se habla del valor cultural de las tradiciones religiosas, que tiene poco que ver con el sentimiento del pueblo creyente, que se exterioriza a través de esas manifestaciones procesionales.

No queda demasiado lejos cuando por la celebración de Ramos mozos y mozas estrenaban trajes nuevos y sus ramos benditos se llevaban a casa, como un sacramental, colocándolos en las cabeceras de las camas, en los sembrados para proteger las patatas, el maíz, el trigo o la «escanda». Incluso había fórmulas rituales que el pueblo recitaba como una invocación. Era por entonces Sábado de Gloria, cuando las mujeres y los niños, provistos de jarras de agua bendita, iban desde la iglesia a los campos para bendecirlos. Mojaban un ramito de laurel en el agua y asperjaban la tierra diciendo: «Salid, sapos; salid ratos / salid toda comezón / que aquí está el agua bendita / y el ramu de la pasión /.

Estas formulillas eran generales para el Oriente y Centro de Asturias. Por el Occidente de Asturias y siempre el Sábado de Gloria, empleaban otras parecidas.

Sin salir de este Principado, el largo fin de Semana Santa suele ser aprovechado por muchas asociaciones para pernoctar en los refugios de montaña o realizar acampadas alrededor de los circos, o en cursos de esquí y travesías en San Isidro, o haciendo la ruta de Camburero a la Vega de Urriello y al día siguiente la travesía desde las Vegas de Sotres a los puertos de Aliva y a su final en Fuente De (macizo central de los Picos de Europa).

Hay quien asegura que, por otro lado, la Semana Santa ha ganado en intensidad; al fin y al cabo la Iglesia no obliga, invita a los cristianos a asistir a la celebración de los cultos.

La cultura laica, en paralelo con la introducción del consumismo, dio también entrada al pluralismo en la Semana Santa, sobre todo entre la población urbana.

Hay una aldea del concejo de Tineo (Asturias), llamada San Esteban de Relamiego, que contaba con esta particularidad: cuatro mujeres cantaban el Jueves y Viernes Santo este romancillo.

—Jueves Santo, Jueves Santo,

tres días antes de pascua,

cuando el redentor del mundo

a sus discípulos llama.

Llámalos de dos en dos,

de cuatro en cuatro llegaban,

desque los vio todos juntos,

rica cena que les daba.

—«¿Cuál de vosotros los míos

morirá por la mañana?»

Miran unos para otros,

todos les tiembla la barba.

El que barba no tenía

la color se le mudaba,

si no fue San Juan Bautista

que predicaba en la montaña.

—«Por Ti moriré, mi Dios,

por Ti moriré mañana,

si las culpas de los hombres

con la mi muerte se paga»

—«Nuestra Señora me valga,

válgame la Madre Santa;

tres sillas hay en el cielo

una para ti guardada».

Liturgia popular pura. No conocemos otro romancillo para ser cantado el Jueves y Viernes Santo. Sí conocemos una apelación chocante en la procesión del Viernes Santo de San Antolín de Ibias (Asturias). Desde que llegó al concejo D. Horacio Domínguez Alonso, en 1962, en el Vía Crucis se recitan versos de Gerardo Diego:

Jerusalén anda en fiestas

qué tremenda diversión

ver al justo de Sión

cargar con la Cruz a Cuestas.

Por el poeta e investigador de la liturgia popular en Asturias, E. García Rendueles, sabemos, por ejemplo, que los maitines de Miércoles y Jueves Santo se hicieron abusivos en muchas parroquias asturianas en las que la mocedad rústica se desmandaba estropeando a palos los altares y rompiendo confesionarios y bancos, porque así —decían— vencían y destrozaban a los judíos, verdugos de Cristo. En Pola de Laviana (Asturias) tenía la Alcaldía que ordenar mediante un bando el cierre de los establecimientos con la amenaza de sancionar a cuantos se dedicasen a la «inculta costumbre» de «matar xudíos».

García Rendueles también nos trae a la memoria que a la procesión del Santo Entierro, en Oviedo, asistía alumbrando la servidumbre de las casas grandes, luciendo sus libreas; y a la de la Soledad de la Virgen acudían, en cambio, sus señores.

Todo esto visto con los ojos de hoy nos parece prehistoria. Por estas fechas los titulares de prensa son de este tenor:

  • La «operación Semana Santa» de tráfico concluye en Asturias con cinco muertos.
  • Unas cinco mil personas practicaron esquí en San Isidro (Asturias) el Viernes Santo.
  • La ocupación hotelera durante la Semana Santa en el Oriente de Asturias fue del cien por ciento.
  • Se animan los pescadores en Semana Santa y los salmones se dejan ver.

Y en Asturias Semana Santa también es tiempo de marisco y sidra, «coincidencias» que son tenidas en cuenta.

Bien. Cualquier asturiano sabe, desde hace tiempo, que la Semana Santa de su tierra tiene varios importantes y conocidos enclaves: Luarca, Villaviciosa, Candás, Luanco y Piantón.

De esto pasamos a ocuparnos seguidamente.

LUARCA: JUEVES SANTO (LA «SUBIDA DEL NAZARENO»)

La Semana Santa de Luarca gira en torno a la Cofradía del Nazareno desde el año 1695. La primera parte de esta historia le corresponde a un ermitaño solitario, llamado Juan de Riera, cuyo nombre cambió por el muy piadoso de Juan de la Cruz. Este ermitaño, sin duda peregrino de Santiago, un buen día del año 1682 llegó a la Atalaya marinera de Luarca, donde se alzaba la capilla de la Blanca —antaño faro y guía de navegantes— y allí se quedó a hacer penitencia y consolar su fe y devoción. Los primeros que detectaron su presencia fueron las gentes del barrio de pescadores de Cambaral, que está inmediato a la Atalaya. Ellos fueron testigos emocionados de la ejemplaridad de su vida, de su pobreza y de su fervor, y acogieron al bueno de Juan de la Cruz, que pudo así ampararse en un ermitorio contiguo al pequeño templo de la Virgen de la Blanca (cuya imagen había aparecido en noviembre de 1530 en una oquedad del propio acantilado).

Llega el año 1695 y Juan de la Cruz, con las debidas licencias eclesiásticas, funda la Santa Hermandad de la Escuela de Cristo, que es el antecedente de la Cofradía del Buen Jesús Nazareno. En las Capitulaciones fundacionales, Juan de la Cruz dejó consignado que la Santa Hermandad cuidaría del mayor esplendor de los cultos de Semana Santa, que consistiría en «bajar» todos los Miércoles Santos la imagen del Nazareno desde la capilla de la Blanca hasta el templo parroquial de Santa Eulalia, en Luarca. Es decir, desde la Atalaya marinera hasta la «hoyada», a la vera de la mar salada, y volvería a «subir» el Jueves Santo, con gran pompa procesional de tambores, trompetas, luminarias, rezos y misereres. Y, por fin, el Viernes, la Procesión del Santo Entierro.

Durante dos siglos y pico largos los cultos de la Semana Santa de Luarca se vinieron celebrando con arreglo a lo establecido en las citadas Capitulaciones fundacionales, hasta que llegó un párroco que dispuso una novena al Nazareno en la iglesia parroquial de la villa, con lo cual desapareció aquel Miércoles Santo. Se mantiene la «subida del Nazareno» el Jueves, y al Miserere tradicional que cantaba el pueblo le sucedió la llamada «Procesión del Silencio».

El Rey de España le concedió el título de Real, por cuya gracia pasó a ser Real Hermandad del Buen Jesús Nazareno, familiarmente conocida entre los luarqueses como Cofradía del Nazareno. Hoy, como en el lejano ayer, la imagen del Nazareno sigue venerándose en su ermita de la Blanca, en la augusta soledad de las tierras verdes y las mareas broncas. Hoy, como ayer, el Jueves Santo es el máximo exponente de la Semana Santa luarquesa, con un contenido emotivo y entrañable que revela hasta qué punto se puede sublimar una idea y exaltar una creencia. Hoy, como desde 1695, el Jueves Santo es, para los luarqueses, la «Subida del Nazareno».

Llegados a este punto, hay que empezar diciendo que esta procesión sale de la iglesia parroquial sobre las nueve y media de la noche. En este momento el alumbrado público de Luarca se apaga y en su lugar, reemplazándolo, en cada casa, en cada ventana y en cada balcón, el vecindario ha instalado el suyo particularísimo con bombillas, lámparas de aceite y candelillas. Esta original ofrenda desvela levemente las tinieblas, para remarcar con caracteres de oro y fuego la singularísima topografía y disposición del caserío en anfiteatro, el bellísimo escenario natural que configura a Luarca, ofreciendo un espectáculo fantástico, y hasta fantasmagórico.

El primer tramo de esta imponente manifestación sacropopular es el desfile de los «23 Cristos» de propiedad particular, que van situados por orden de antigüedad. Y a continuación el trono con la imagen bamboleante del Nazareno. Estamos a la orilla del mar. De aquí por empinadas rúas de la antigua villa se llega a la calle del Calvario. Luarca, caracola de piedra, alucinante. El forastero curioso contempla y recrea su sensibilidad con admiración y asombro en una pieza.

Es este camino uno de los balcones de Luarca colgado en vertical sobre el muelle de la Barbacana. Y a nuestros pies, también, la dársena con el completo de la flota pesquera, y un pedazo de la histórica «pobla», entre las rocas y el río asomándose a la mar, con olor a brea y estopa, a salitre y yodo, a cera y a esperma. A liturgia popular. La clientela foránea que acude a «la Subida del Nazareno» de Luarca es para contemplar y disfrutar del espectáculo, lo que para los nativos es simplemente valor añadido. Un espectáculo que sólo viene de año en año. Merece la pena.

VILLAVICIOSA: VIERNES SANTO (EL DESENCLAVO)

También en Villaviciosa la Semana Santa pivota sobre la Cofradía de Jesús Nazareno, que fue fundada en 1668. Es decir, que la historia de la Semana Santa de Villaviciosa es la historia de su Cofradía del Dulce Nombre de Jesús o de Jesús Nazareno, fundada en el citado año por fray Luis de Llano y fray Sebastián de Romero, O.P. Hasta el año 1756 no se admiten mujeres en la cofradía. Tenía por capilla la de la Soledad. El Descendimiento se hacía en Viernes Santo desde el s. XVII. Tenía Breve de Indulgencias con plenaria el 3 de mayo, otorgado por Pío VI el 25.V.1775.

Cuenta la tradición que cuando en septiembre de 1517 llegó a España Carlos I, desembarcando en Villaviciosa, los villaviciosinos celebraron en su honor diversos festejos, «llegando incluso a sacar en procesión los pasos e imágenes de la Semana Santa, exhibiéndolos orgullosos ante su Emperador».

La Cofradía de Jesús Nazareno de Villaviciosa es tan popular como entrañable; a través de los siglos han figurado en ella la práctica totalidad de las familias del municipio.

La jornada clave de la Semana Santa de Villaviciosa es el Viernes Santo, con un Desenclavo realmente solemne. La ceremonia del Descendimiento, una tradición con tres siglos de antigüedad, tiene mucha semejanza con el acto que se celebra en Jerusalén en la Basílica del Santo Sepulcro. El Desenclavo se va efectuando durante la lectura del Sermón. Cuatro cofrades proceden a retirar del Cristo articulado, clavado en la cruz, la inscripción del «inri», la corona de espinas y los clavos. Finalmente, la imagen de Jesús es introducida en el sepulcro de cristal y plata maciza (donado a la cofradía en 1902). Al final del sermón se produce siempre la mayor emoción. Participan doce o más «pasos», infinidad de faroles, estandartes y bandejas con los signos de la crucifixión, e incontables cofrades con su indumentaria tradicional. Es decir, el predicador se convierte en una especie de director escénico de una representación en la que los protagonistas son las propias imágenes religiosas movidas por grupos de cofrades. Así, el Miércoles Santo se escenifica el encuentro del Nazareno, con la cruz a cuestas, con la Verónica. Así, el Viernes Santo, el Desenclavo como acabamos de exponer. Con la combinación de la palabra y la imagen se consigue que la representación adquiera un carácter lo más similar posible a un Auto Sacramental.

Se conservan, asimismo, viejos testimonios gráficos de «los pasos de los xudíos». Dicen los cronistas locales que eran auténticas obras de arte creadas por los imagineros del lugar. Se da el caso curioso —dice Bernardo González— de que para plasmar el rostro de estos «xudíos» se valían de modelos escogidos entre las gentes de la villa o del concejo, en algunos casos personas muy conocidas. Estos «pasos de los xudíos», que hoy serían auténticas reliquias, testimonio de una época de esplendor de la Semana Santa villaviciosina, fueron destruidos durante la guerra civil de 1936. A partir de 1939 la Cofradía del Nazareno fue restableciendo poco a poco su patrimonio de «pasos» e imágenes y adquiriendo hermosas tallas.

LUANCO: LA PROCESIÓN DE «LOS CALLANDINOS» Y LA VENIA

La Procesión de «Los Callandinos» se celebra actualmente el Viernes Santo. Se llama de «Los Callandinos» porque la gente participaba silenciosamente. Sale de la iglesia con la imagen de la Virgen del Rosario (que es de la Cofradía), enlutada y va a la capilla de la Concepción; se alumbra a la Virgen con velas y farolillos de papel y a la llegada se canta una salve. Esta procesión, nos confirma Ignacio Pando García-Pumarino, se puede considerar la primera parte de la Venia.

La ceremonia de la Venia aparece como tradicional en documentos del s. XVIII. Se celebra en la mañana del Domingo de Resurrección en la playa de esta villa marinera, La Ribera. Es el Encuentro de la Virgen con su Hijo resucitado. La Virgen, precedida por el gran pendón rojo de la Cofradía de Pescadores, viene de la capilla de la Concepción y entra en la playa por un lado, mientras la imagen del resucitado lo hace por la rampa del lado opuesto. Cuando ambas imágenes se hallan cerca, los portadores de la Virgen dan tres pasos e hincan la rodilla en la arena; coincidiendo con la tercera genuflexión, el pendón (que tiene un largo y pesado mástil) ha de pasar tres veces rasante con la arena, sin tocarla, con gran rapidez. La Virgen es despojada del manto negro y se produce el Encuentro a los acordes del himno nacional y el sonar de las sirenas de los barcos que están en el muelle.

Según la creencia popular, esta ceremonia tiene mucho de propiciatoria. Se interpreta que si el pendón pasa a ras de la arena sin tocarla es señal de que las próximas costeras serán generosas, sobre todo la del bonito, que era básica para la economía familiar.

La Venia, como dejamos dicho, se celebra en la playa de La Ribera, antiguo «puerto de ballenas», y puerto natural de Luanco hasta el último cuarto del s. XVII.

Actualmente, la Venia mantiene sus características tradicionales y su vinculación entrañable al gremio de mar.

CANDÁS: EL SÁBADO SANTO Y LA VIRGEN MARINERA

Desaparecidos los gremios de mar, se funda la Sociedad de Mareantes de Candás el I.XI.1880, que dedica varios preceptos de su reglamento al cuidado del altar de la Virgen marinera del Rosario, su patrona, y la celebración de la Pascua marinera, recibida de sus antepasados desde tiempo inmemorial. En la procesión del Sábado Santo, la imagen de la Virgen del Rosario lleva el rostro cubierto por un velo negro; a la altura de la Casa Ayuntamiento del concejo, se detiene y el pueblo canta la Salve marinera (tomada de la zarzuela «El molinero de Subiza», de Cristobal Oudrid, arreglo del que fuera excelente organista de la parroquial de San Félix de Candás, don Medardo Carreño). A continuación, este coro multitudinario ejecuta otra vieja melodía, que ya se cantaba a finales del siglo pasado. Concluida esta ofrenda floral —nos dice José Ángel Alonso Jesús-, la Virgen, acompañada por el pueblo fiel y la banda de música, es trasladada procesionalmente a la Casa de Ventas o Rula de la Cofradía de Pescadores, que esta noche está engalanada con atributos marineros, flores y cirios, y allí queda la imagen velada por dos marineros y por los devotos que durante la vela rezan rosarios y hasta jóvenes con sus guitarras le dedican cánticos marianos.

El Domingo es la Procesión del Encuentro. Por las calles que recorrió la noche anterior la Virgen del Rosario, accede la del Santísimo Sacramento. Desde la Rula han traído a la Virgen, todavía con su velo negro. Arriba la bandera nacional ondea en el balcón del Ayuntamiento. Se va a producir el momento culminante que el pueblo de Candás en pleno aguarda, en muchos rostros de alegrías y lágrimas. Hay emoción intensa y hasta su punto de superstición.

La ceremonia consiste en hacer llegar a la Virgen hasta el Santísimo que, bajo palio, se encuentra detenido a la bella espera, en palabras de José Ángel Alonso.

Es tradición constante entre los pescadores candasinos que según cómo sea retirado el velo de la Señora en la tercera y última reverencia ante su Hijo, dependerán las costeras de pescado. A la tercera reverencia el que manda en la ceremonia da la orden de «fuera» y un hombre joven ayudado de una pértiga retira el velo, en el aire un ¡ay! inevitable del gentío, y luego una explosión de aplausos. La Virgen, inclinada ante el Santísimo, suena el himno nacional y la bandera izada en el Ayuntamiento es arriada sobre la escena de este Encuentro de Pascua. Dan vuelta a la Virgen para que la adore el pueblo, suena el «Aleluya» y seguidamente de nuevo la «Salve a la Estrella de los Mares» y otras canciones que el pueblo corea en la procesión camino de la iglesia para la solemne Misa de Pascua. Finalizados los actos, la Cofradía de Pescadores ofrece una comida de hermandad a pescadores jubilados y autoridades.

Actualmente, la tradición sigue tan viva como en el lejano ayer. Incluso los hombres que velan a la Virgen durante la noche del Sábado al Domingo, como el que quita el velo y el que deja caer la bandera, «siguen en línea familiar la tradición iniciada por sus antepasados».

PIANTÓN: VIERNES SANTO (TRES IMÁGENES ARTICULADAS SALEN DE DISTINTAS CASAS AL ENCUENTRO)

Piantón es un pueblo a poco más de dos kilómetros de Vegadeo. En Viernes Santo salen dos procesiones, una por la mañana y otra por la tarde. Por la mañana tiene lugar el Encuentro. En la plaza, la Dolorosa, el Nazareno, San Juan y la Verónica. Cada una de estas imágenes va saliendo de una casa distinta del pueblo. Todas las figuras son articuladas y cada una realiza el papel que le corresponde en la pasión. Por la tarde, es el Santo Entierro.

Amado Fernández, a quien hemos conocido y entrevistado hace bastantes años, era la persona que más sabía del pasado de su pueblo. Decía Amado que el Viernes Santo en Piantón a las tres de la madrugada los pregoneros recorrían el pueblo y las aldeas próximas, iban vestidos de negro y con la cara tapada, haciendo sonar dos grandes trompetas y un tambor. Después, junto con la patrulla de soldados romanos al mando de un centurión, se encerraban con el Nazareno en una casa que hacía de pretorio.

En el centro de la plaza, el púlpito para el predicador, que explicaría la ceremonia del Encuentro. Por último, El Nazareno bendecía el pueblo y se iniciaba la procesión al Calvario.

Por la tarde, el Descendimiento, también con la presencia de todos los protagonistas y un grupo de soldados romanos.

El Domingo de Pascua sale de la iglesia una procesión, precedida solamente de un pendón y de la imagen de la Santísima Virgen, cubierta con un manto negro, camino de la plaza del pueblo. Sale una segunda procesión, con otro pendón y los ciriales. Bajo palio, el Santísimo Sacramento se dirige por el lado contrario también a la plaza. En el centro de ésta se constituye un arco de follaje del que cuelga un niño vestido de ángel. Al avistarse las procesiones se hacen tres saludos inclinando los pendones, y cuando ya están cerca, en medio de un emocionante silencio empieza el «bandeo» de los pendones hasta, finalmente, dejarlos extendidos en el suelo sin ninguna arruga.

Luego avanzan los portadores de la Virgen por encima de los pendones; al pasar por debajo del arco descienden el ángel para sacarle el manto negro y al tiempo que entona el «Aleluya, Aleluya», salen de debajo del manto dos palomas blancas. Sigue avanzando la Virgen hacia la Sagrada Forma, haciendo tres genuflexiones antes de llegar a Ella. A continuación, nos informa Federico Lastra, se da la bendición con el Santísimo y se organiza una procesión con las dos con todo el pueblo en masa.

Sobre el bandeo o flameo de los pendones, que evidentemente es de gran belleza y cáracter, se extiende Vicente Loriente Cancio, quien afirma que también se hacía el Domingo de Pascua en Pesoz, Boal, Serandinas y Ponticiella, Navia, Valdepares y Tapia. No cabe duda de que la Semana Santa de Piantón tiene su personalidad y sus peculiaridades, y las mantiene.

CUDILLERO: EL MISERERE Y EL CALVARIO

Cudillero está a mitad de camino entre Oviedo y Luarca, poco más o menos unos 50 km. Es el pueblo marinero y pescador por excelencia, que cuenta hasta con habla propia: el «pixueto». Antaño estaba en el retablo de las Semanas Santas insólitas de Asturias por los cantos y lamentaciones de su «Calvario», a la vez que caían «lúgubres» desde el campanario de la iglesia las 33 campanadas, que decían de la edad del Ajusticiado. Otra costumbre original se producía al terminarse la Procesión del Santo Entierro, ante el Cristo yacente: delante de la puerta de la iglesia cantaban los muchachos las preces funerales, resultando una nota muy simpática, pero un cuadro muy sombrío.

En todos los actos que se realizaban en la Semana Santa se entonaba el impresionante Miserere en «pixueto». El pueblo tenía un relevante papel, un hombre suyo que los representaba, que recitaba el Calvario y cantaba las «saetillas» como nadie. A pesar del tiempo transcurrido todavía se recuerda a «El Coloráu», que llevó este timón 40 años, secundado por su mujer, «La Mingucha», que cantaba en el coro. Entre los cánticos religiosos de estas fechas destacaban «Filli Redemptor Mundi Deus», «Vexilla Regis», «Miserere» y «Gloria, alabanza y honor». Actualmente, la Procesión del Calvario es uno de los actos centrales de la Semana Santa «pixueta». El pueblo está representado por el pregonero de «L´Amuravela», el joven Cesáreo Marqués, que ya en el pasado Jueves Santo fue recitando durante la procesión un antiquísimo texto original de Cudillero, a la vez que también informaba puntualmente del paso del Calvario introduciendo continuos cambios de tono y de ritmo durante la narración. Aquí, en Cudillero, al Nazareno le llaman «el Santo», y al Calvario «el Calvarión».

La Semana Santa en Asturias nos parece que vuelve sus pasos sobre los caminos tradicionales marcados por el pueblo soberano y creyente. Así lo quieren ellos.

Concejo de Oviedo

Naturaleza, Arte Prerrománico, fiesta, gastronomía, Premios Princesa… y muchas cosas más en el concejo de Oviedo, ubicado en el corazón de Asturias y su capital es también la del Principado, y fue en el pasado capital del primer reino cristiano de la Península Ibérica y origen del Camino de Santiago.

Los concejos (municipios) que limitan con el Concejo de Oviedo son: Grado, Langreo, Las Regueras, Llanera, Mieres, Ribera de Arriba, Santo Adriano y Siero. Cada uno de estos concejos (municipios) comparte fronteras geográficas con Oviedo, lo que implica que comparten límites territoriales y pueden tener interacciones políticas, sociales y económicas entre ellos.

Comarca de Oviedo

Está en el corazón de Asturias y su capital, Oviedo, es la del Principado y fue en el pasado capital del primer reino cristiano de la Península Ibérica y origen del Camino de Santiago.

La comarca está conformada por uno o varios concejos (municipios). En este caso: Oviedo. Los concejos representan las divisiones administrativas dentro de la comarca y son responsables de la gestión de los asuntos locales en cada municipio.

Conocer Asturias

«Monumento Natural del Bosque de Muniellos: Considerado uno de los bosques más importantes de Europa, el Bosque de Muniellos es un paraíso natural protegido. Está compuesto por un denso bosque de hayas y robles, y alberga una gran variedad de flora y fauna, incluyendo el oso pardo y el urogallo.»

Resumen

Clasificación: Eventos

Clase: Semana Santa

Tipo: Semana Mayor

Comunidad autónoma: Principado de Asturias

Provincia: Asturias

Municipio: Oviedo

Parroquia: Oviedo

Entidad: Oviedo

Zona: Centro de Asturias

Situación: Montaña de Asturias

Comarca: Comarca de Oviedo

Dirección: Oviedo

Código postal: 33009

Web del municipio: Oviedo

E-mail: Oficina de turismo

E-mail: Ayuntamiento de Oviedo

Dirección

Dirección postal: 33009 › Oviedo • Oviedo › Asturias.
Dirección digital: Pulsa aquí



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